Las preguntas de la prensa no serán corteses, pero son comprensibles para una mujer que llega a un sencillo desayuno entrevista en el restaurante casi vacío de un hotel, con el rostro cargado de maquillaje, dos pares de pestañas postizas, un traje transparente estratégicamente escotado para mostrar su sostén de seda, zapatos altos de plataforma y su característico moño.
Resulta difícil imaginar que pueda mantener tal acto cuando los reflectores se apagan, pero ese es el tipo de pensamiento que la cantante intenta disipar. Habrá nacido como Stefani Germanotta, pero Lady Gaga insiste en que el suyo no es un acto temporal.
“Mi realización de Gaga fue hace cinco años, pero Gaga siempre ha sido quien soy”, contó la artista de 23 años con una voz suave.
“Me disgusta que la gente me llame Stefani, porque si no me conocen, siento que es su modo de actuar como si lo hicieran. Están ignorando mi existencia creativa”, dijo antes de agregar con timidez: “(Lady Gaga) Es quien soy. Mi cabellera y yo nos vamos juntas a la cama”.
Es ese tipo de filosofía pop es lo que ha ayudado a hacer de la música de Gaga la última sensación, con todas las confusiones que provoca. Mientras su álbum debut The Fame superó la marca de platino gracias al punzante ritmo disco de canciones como Poker Face y Just Dance , Gaga ha capturado la imaginación de millones y dejado a igual número confundido con sus atuendos futuristas o con sus escandalosos ‘Gagaísmos’, como la sugerencia de una relación de a cuatro con los muy higiénicos Jonas Brothers. Hay más: en junio de este año admitió en una entrevista con Rolling Stone que es bisexual, pero el escándalo mayor estalló hace algunas semanas cuando comenzó a decirse que la cantante estadounidense es hermafrodita. Y es que durante su presentación en el Festival Glastonbury, un ‘accidente’ con su ropa dejó ver un bulto bajo su vestido y de inmediato se señaló que se trataba de un pequeño pene.
La cantante no ha hecho comentarios al respecto, y continúa con su llamativa carrera musical alrededor del mundo.
Resulta difícil imaginar que pueda mantener tal acto cuando los reflectores se apagan, pero ese es el tipo de pensamiento que la cantante intenta disipar. Habrá nacido como Stefani Germanotta, pero Lady Gaga insiste en que el suyo no es un acto temporal.
“Mi realización de Gaga fue hace cinco años, pero Gaga siempre ha sido quien soy”, contó la artista de 23 años con una voz suave.
“Me disgusta que la gente me llame Stefani, porque si no me conocen, siento que es su modo de actuar como si lo hicieran. Están ignorando mi existencia creativa”, dijo antes de agregar con timidez: “(Lady Gaga) Es quien soy. Mi cabellera y yo nos vamos juntas a la cama”.
Es ese tipo de filosofía pop es lo que ha ayudado a hacer de la música de Gaga la última sensación, con todas las confusiones que provoca. Mientras su álbum debut The Fame superó la marca de platino gracias al punzante ritmo disco de canciones como Poker Face y Just Dance , Gaga ha capturado la imaginación de millones y dejado a igual número confundido con sus atuendos futuristas o con sus escandalosos ‘Gagaísmos’, como la sugerencia de una relación de a cuatro con los muy higiénicos Jonas Brothers. Hay más: en junio de este año admitió en una entrevista con Rolling Stone que es bisexual, pero el escándalo mayor estalló hace algunas semanas cuando comenzó a decirse que la cantante estadounidense es hermafrodita. Y es que durante su presentación en el Festival Glastonbury, un ‘accidente’ con su ropa dejó ver un bulto bajo su vestido y de inmediato se señaló que se trataba de un pequeño pene.
La cantante no ha hecho comentarios al respecto, y continúa con su llamativa carrera musical alrededor del mundo.
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