La repugnancia es un sentimiento humano del que se habla muy poco. Y sin embargo, todos la hemos sentido y todos podemos reconocer una expresión facial que comunica, de forma universal, la aversión o desagrado que se siente por algo o alguien.Ante una araña, un gusano baboso, un mal olor, un estornudo o tos sin cubrirse la boca, la mucosidad o las heces, nuestra primera reacción es alejarnos de ese objeto desagradable y repugnante.Como resultado -tal como afirma una nueva investigación- ese sentimiento de aversión ha ayudado a la humanidad a evolucionar para poder reconocer y evitar una serie de enfermedades infecciosas causadas por gente enferma, agua sucia, vómito, fluidos corporales y muchas otras cosas que nos hacen reaccionar con asco.
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